agosto 18, 2013

La ligereza de un titular y ... nada más

Copio la entrada de un blog que acabo de descubrir: Gustavo Hermoso

Captura de pantalla 2013-08-17 a las 14.06.04
No he podido remediarlo. Me he encontrado esto en Skup, una herramienta de El País, y han empezado a saltar las alarmas.
Violencia machista. Qué ligereza. Un anciano de 86 años mata a su mujer, de 83 y luego se suicida. La noticia es terrible, pero no para titular como lo hace ese gran diario que fue El País: “violencia machista”.
Más tarde encuentro que la noticia está en portada. Allí no habla de violencia en el titular, pero sí que anota que “Es la 28ª víctima de violencia de género del año” y en las etiquetas se pueden ver lindezas del tipo de “Asesinato mujeres, Machismo, Violencia género, Asesinatos y Delitos” junto a un tímido “problemas sociales”. Ahí ha quedado etiquetado para la posteridad en un gran diario. Quizá sí lo primero y no lo segundo.
Titular-El-Pais-ancianos
La falta de sensibilidad, de oficio, las prisas, la presión, el creer que con cuatro euros se puede mantener el prestigio, la seriedad y el rigor, dan lugar este esperpento.
Pobres ancianos. Una, la mujer, enferma de alzheimer en fase avanzada. Él, el marido, con 86 años cuidándola. Quién haya tenido cerca un enfermo de alzheimer sabe lo que es eso y quién deje escapar una información como lo que publica El País, no. Esa es la diferencia, la sensibilidad, la experiencia. Pero no solo eso, sino el rigor y el oficio.
Un servidor, que ha breado en la redacción de Miguel Yuste, sabe lo que es la ligereza, la laxitud que se ha instalado en ese gran periódico. Qué pena. Sobre todo por los dos ancianos que han muerto y su familia. Un drama más de esos que nos acompañan sin darnos cuenta todos los días.
Al menos podría sobrevivir en la redacción de las sillas azules la prudencia. Pero, ¿quién puede enseñarla o transmitirla si en esa misma redacción han cercenado a aquellos que la tenían? El resultado son estas pequeñas píldoras placebo que muestran el funcionamiento en precario de un periódico. Está escondida en la web de El País, pero está y es muestra de un hacer o, mejor dicho, de un dejar hacer.
Agosticidad e inexperiencia con unas pizcas de improvisación y becarios. Ese cóctel que tanto gusta, porque no ve más allá, a quién fue y ya no es, es el que degustamos en ese goteo impropio de la cabecera en la que se publica.
Luego dirán que no saben dónde está el negocio.
Pobres ancianos. Quién sabe lo que se coció en esa casa de Castrillón (Asturias). Un poco de seriedad y, sobre todo, de respeto y prudencia.

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