Un director general viaja acompañado por
su séquito, 98 asesores y un funcionario (auxiliar administrativo), a un país
remoto donde inaugurará una rotonda pagada con fondos para el desarrollo. Para ello
contratan un avión - con cien plazas- y se asigna un asiento a cada uno de los pasajeros. El
Director General entra el primero y como el caga donde quiere ignora qué
asiento es el suyo. Los siguientes pasajeros, a medida que van subiendo, acuden
a su lugar correcto y, si éste está vacío lo ocupan, caso contrario eligen otro
al azar. ¿Cuál es la probabilidad de que el auxiliar ocupe su plaza correcta?
Hay otra variante con Artur Mas y otros 59 pero en ese caso sobran plazas y el problema pierde encanto.
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