El otro día vi a Dios. Hablamos y
me contó lo que tengo que hacer para ir al cielo cuando muera. Bastante fácil,
los requisitos no son muy estrictos.
El problema que me surge ahora es
el siguiente: ¿debo hacer partícipe al resto de la humanidad de mi
conocimiento?
Con la educación que he recibido
debería pensar que sí, que no hay nada más hermoso que pregonar la palabra de
Dios, pero y ¿si el aforo fuese limitado?. Vamos que haya numerus clausus. No
es lo mismo aprobar que sacar plaza en una oposición.
Mirando otros credos me surgen
dudas. El cielo de los cristianos está menos definido que un discurso de Rajoy
y nada impide meter allí a todo quisque, catalanes incluidos. Eso podría
justificar el afán proselitista de esta fe, pero lo o de los musulmanes no lo
veo claro, ¿no se habrán planteado la duda de que pudiera no haber vírgenes
para todos?
He decidido que no se lo contaré a nadie. Pensé en hacerlo con los amigos pero ya se sabe lo cotilla que puede ser la gente. Lo pone uno en facebook y mañana se dispara la demanda. Decidí contárselo sólo a mi pareja pero los amores son efímeros. ¿Te imaginas una eternidad con tu ex?
Espero que Dios haya sido
prudente y no se haya aparecido a muchos más. Yo, por si acaso, calladito.

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