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Susana Díaz: una política criada en la sede del PSOE

• La consejera de Presidencia es candidata a suceder a Griñán
• Forma parte de la generación de políticos sin oficio fuera del partido

La ambición es el rasgo que mejor define a Susana Díaz Pacheco (Sevilla, 1974), mujer fuerte de José Antonio Griñán en el PSOE andaluz y en el Gobierno de la Junta, donde es titular de la Consejería de Presidencia e Igualdad. Y todo ello sin que se le conozca oficio fuera de la política. Es por eso uno de los perfiles prototipos de esa última generación de políticos criada en las sedes de los partidos sin experiencia laboral alguna que no sea la vinculada a sus cargos, que, en su versión andaluza, ha recibido el apelativo de 'griñaninis' (copyright del periodista Francisco Robles).

Su biografía podría ser el relato de una carrera continua por el poder en la que siempre ha apostado por el ganador. Nunca ha perdido una batalla interna y, como todo animal político, parece distinguir a la perfección entre las amistades y los intereses. Sólo erró al apostar por Carme Chacón y no por Alfredo Pérez Rubalcaba en el último congreso federal del PSOE. Pero el tiempo le ha terminado por alterar el status quo socialista hasta volver a poner de su parte.

Hay que buscar sus comienzos a mediados de los 90, cuando estudiaba Derecho en la Universidad de Sevilla -licenciatura que logró terminar hace sólo unos años-y se convirtió en secretaria de Organización de Juventudes Socialistas de Andalucía (JSA) tras el congreso de noviembre de 1997 en Jaén.

Díaz aparcó sus estudios de Derecho -los concluyó hace unos años- y, de la mano del entonces todopoderoso José Caballos, portavoz parlamentario del PSOE-A, se convirtió en concejal en el Ayuntamiento de Sevilla en 1999. El alcalde socialista Alfredo Sánchez Monteseirín la hizo delegada de Juventud y Empleo y, posteriormente, de Recursos Humanos.

Fue además, delegada del distrito Triana, desde donde se hizo con el control de la agrupación socialista de Triana desde la que construyó su trampolín. En 2004 dejó el Ayuntamiento para ocupar un escaño de diputada en el Congreso de los Diputados, después de que su mentor -Caballos hacía y deshacía a su antojo en el PSOE de Sevilla- le hiciera un hueco en la lista electoral.

Sólo cuatro meses después de las elecciones, las primeras que ganó José Luis Rodríguez Zapatero, rompió los lazos con su padrino político, en el congreso del PSOE de Sevilla en el que Caballos osó enfrentarse al mismísimo Manuel Chaves, después de que éste lo desplazara del núcleo duro de la ejecutiva federal del partido.

Su apuesta por el candidato oficial en aquel congreso provincial, José Antonio Viera, convirtió a Susana Díaz en secretaria de Organización del PSOE de Sevilla, el 'número dos' en la práctica, puesto que desempeñó hasta el año 2010.

Aun sin romper oficialmente sus relaciones con Viera, pero siendo vox populi el enfrentamiento entre ambos, en la primavera de 2010 Díaz subió un peldaño más en su ascenso permanente en el poder y el recién elegido secretario general del PSOE-A José Antonio Griñán la hizo secretaria de Organización.

De 'número tres' pasaría en poco tiempo a 'número dos' tras dimitir el vicesecretario general Rafael Velasco por las adjudicaciones de la Junta a la empresa de su mujer desveladas por EL MUNDO.

José Antonio Griñán la considera hoy la persona de su máxima confianza, política y personal, hasta el punto de que ha sido la única a la que ha permitido mantener ejercer como secretaria general de una agrupación del partido y consejera de su Gobierno. Con 38 años y, si se confirma como sucesora de Griñán, su relevo se 'venderá' dentro y fuera del partido como el salto (¿al vacío?) generacional que desde algunos ámbitos se viene demandando a la clase política. Lanzando a Susana Díaz como candidata 'oficialista' a la carrera por la presidencia de la Junta, Griñán lanza un mensaje interno y externos y obliga a propios y extraños a reactivar los calendarios sucesorios.